Hace un tiempo me vi una película que me gustó muchísimo que se llama 12 angry men. Es sobre un jurado gringo conformado por 12 hombres que tienen la obligación de decidir por unanimidad si declaran culpable o no de homicidio a otro hombre y con esto, conducirlo inevitablemente a la pena de muerte o dejarlo libre sin cargo alguno.
La película muestra detalladamente el debate de los integrantes del jurado y todo lo que pasa en una habitación de la cual ninguno puede salir antes del veredicto unánime. Es bastante buena, interesantísima, con un súper argumento y actores. Esta película es brutal (la recomiendo bastante)
Pues bien, todo esto para decir que ayer me sentí en esa película. La protagonicé. Hice parte del jurado.
Como conté antes, empecé a dar clases en una universidad y en el desarrollo del curso me tocó hacerle un examen a los estudiantes. Pues bien, yo hice el examen, una cosa sensata que tuviera en cuenta lo poco que alcanzamos a ver en un tiempo tan reducido y al calificar los 30 exámenes me di cuenta de que todos los alumnos habían hecho plagio, copia o pastel como le decimos en Medellin, trampa al final de cuentas!
Que decepción! Ya había dicho antes que en Colombia la norma mas importante es no dar papaya y lo que esto implica, no confiar en el otro. Y bueno, habré dado papaya pues todos presentaron exactamente el mismo examen y tomaron ventaja de su posibilidad de copiar.
El examen no lo cuidé yo sino otros dos profesores que también le habían dictado otras materias a los estudiantes. Ellos aseguraron no haberlos visto haciendo trampa pero eso no me quita a mi la certeza de que la hicieron y casi casi me atrevo a pensar que los profesores o por lo menos uno de ellos fue cómplice.
El caso es que los jurados del examen éramos 4 profesores, de los cuales 2 evidenciamos (precisamente los ausentes) que los estudiantes habían hecho trampa. Los 4 teníamos el deber de decidir unánimemente qué hacer ante esta situación. Es ahí cuando me sentí en la película que referencié antes.
Eramos 4 personas, encerradas en una habitación tratando de llegar a un acuerdo sobre la actitud a tomar ante la trampa y las pruebas o no que teníamos de ella.
Que desgasté, pasamos 4 horas debatiendo y conciliando para decidir. A primera vista puede parecer fácil y evidente la decisión pero habían muchos detalles que rodeaban este tema, los cuales seria eterno describir aquí, que hacían difícil decidir.
Argumentos iban y venían, explicaciones de todo tipo, pruebas exhibidas, defensas, comentarios, debates, asombro, detección de errores e irregularidades.
Como en la película, al final llegamos a una decisión y nos quedó una gran lección para el futuro.
Lo único malo de toda la experiencia, es sentir lo frustrante que puede ser darle clase a gente que aunque pague mucho por estudiar no esta interesada en aprender.
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