miércoles, 25 de noviembre de 2009

Monte en un monstruo (III)

El siguiente día en la mañana me levante contenta y con ganas de seguir el viaje. Debo decir que la noche en el hotel de carretera salio muy economico y la comida ni hablar, todo super barato pero...bueno, que se puede esperar de un hotel de carretera.

Empezamos el recorrido con animos y con alegria de saber que pronto estariamos en Medellin, iba todo bien hasta que luego de unos pocos minutos rodando una curva bien estrecha y no muy bien manejada nos comio; la moto cayo a la cuneta arrastrandose varios metros, yo salí volando unos metros mas y caí en la mitad de la carretera de donde me levante solo porque el piloto reaccionó rapido y me recogío del piso. El susto fue inmenso, me miraba y no podia creer que no tuviera mas que un pequeño rasguño en la mano y lo miraba a el que se lesiono la rodilla y el hombro pero aun estaba entero y podia caminar, nada grave por fortuna.

La moto para nuestra tristeza si se averio un montón y no pudimos seguir rodando.

Pasaron 4 horas y media antes de que la policia de carreteras diera con nosotros, nos recogieron y nos llevaron al pueblo mas cercano, alli nos vieron los medicos, comimos algo y encontramos un carrito que increiblemente, a pesar de su tamaño fue capaz de cargar con el monstruo de 650 CC.

Seguimos ahora en carro hasta medellin y con la moto quieta, a las 8 pm del domingo llegué a Medellin, 4 dias de viaje cuando se supone no serían mas de dos, un accidente despues y una gran aventura pude dormir y descansar en mi cama y volver a soñar con un viaje de esos ya sin tantas complicaciones.

Monte en un monstruo (II)

El viaje era perfecto, alcanzaba a sentir un poco el viento, la velocidad expuesta en millas me hacía sentir como en una montaña rusa, wow, solo indescriptible, era un sueño hecho realidad.

Avanzamos en la carretera y llegando a Sincelejo paramos a desayunar, no fui capaz de comer mucho, solo un juguito y en cuanto a alientos estaba lista para seguir, pero luego de unas tres horas seguidas montada en el monstruo ya no tenia ganas de volverme a montar.

Seguimos la ruta, tuvimos que hacer varias paradas porque el cuerpo simplemente no aguanta, la posición en un super bike sobre todo para el copiloto no es la mas comodo y es mandatorio parar a estirar y a volver a sentir los musculos del cuerpo estirados.

Llegando a Caucasia no podia mas, estaba muy cansada y tenia mucho sueño, tanto así, que a 100 millas por hora me alcance a quedar dormida abrazada al piloto, quien lo noto y me agarro a tiempo evitando un accidente. Me bajé, me lave la cara, camine un poco y estaba lista para volverme a montar, aunque avergonzada porque definitivamente mis ganas de dormir no tienen limites, ni siquiera andando en millas me detengo.

Una vez llegamos a Caucasia paramos a almorzar e hice una siestica para poder continuar el camino sana y salva sin dormirme, había una silla de masajes que se supo aprovechar y el cuerpo recibio muy bien pues el cansancio leugo de 6 horas en moto ya era muy fuerte.

Continuamos el camino haciendo las debidas paradas y en todos los lugares donde se estacionaba la moto ganaba adeptos, nunca falta quien se acerque a mirarla porque es sencillamente impresionante.

Pasadas las siete de la noche ya estabamos en carretera paisa, llovia a cantaros, estaba oscuro y no se veía nada en la carretera, mtoivo por el cual decidimos parar y recorrer las 4 horas que nos separaban de medellin el otro dia en la mañana.

Monte en un monstruo (I)

Debo empezar por decir que amo locamente las motos, desde que hace años tuve una chiquitisima que no corría nada y me dejaba botada en cada esquina les cogí cariño, nada como viajar con el viento golpeandome la cara.
Es por eso que emprendí este viaje, al parecer de nunca acabar, en moto por muchas, muchas, muchas, muchas y desgastantes horas.

Todo empezó la noche de un Jueves en Bogotá, donde quería tomar el último vuelo de la noche para viajar a Barranquilla, que era donde oficialmente iniciaba el viaje en moto.
Resulta que al llegar al aeropuerto no me dejaron abordar porque no aparecía en el sistema; por un error de la aerolinea tuve que esperar en una fila de 5 horas en el aeropuerto mientras luchaba por lograr que ellos aceptaran su error y me enviaran en el siguiente vuelo, que para mi desgracia era al otro día y no ese como lo tenía planeado. Luego de sufrir todas esas horas de fila, gente, reclamos y falta de recursos logre obtener tiquete para el otro con la adición de una muy buena noche en uno de los mejores hoteles de la ciudad, con transporte y comida incluida.
El siguiente día pude viajar, el vuelo salío retrasado y yo ya empezaba a pensar que el viaje no me convenía, pero ya entrada en gastos...
Llegué a Barranquilla, el calorcito me cayo muy bien y era feliz abandonado mis labores diarias en Bogotá. Disfrute el dia del viernes en esa ciudad, comiendo suero costeño al cual hace tiempo le cogí gusto.

El sabado a las seis de la mañana con el piloto dueño de un monstruo negro de 650 CC y 76.5 caballos de fuerza emprendimos viaje rumbo a Medellín, nos esperaban unas 18 horas en moto por las carreteras colombianas; yo super feliz, abrigada y bien agarrada empezaba mi viaje.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Silencio

No me importa que no quiera tener secretos conmigo. Tengalos! Le puedo jurar que no quiero saberlo todo.