miércoles, 16 de enero de 2013

Procrastinación crónica


(Está como enredada esta entrada)

Hace días contestando un pequeño test de esos de internet sobre la personalidad y pensamientos de la gente mientras hacía una fila eterna en medio del frío bogotano, no fui capaz de responder cuál es mi peor defecto. Me pareció horrible no saberlo, que falta de todo no saber que es lo peor de mi y tantas cosas malas que tiene mi personalidad.

Eso me llevó a pensar ese día que tal vez lo peor de mi es la falta de personalidad o tal vez que soy muy fresca, demasiado laxa a veces y no me parecen tan mal las cosas malas y por eso me perdono todo y así soy con muchas cosas y gente en la vida. Que falta de exigencia conmigo misma y con la gente ser así! Pero también creo que eso es bueno en la vida para vivir sin culpas. (Otra vez perdonandome). Lo malo de esto es que hay cosas para las que soy cero relajada entonces no logro hacer de este adjetivo de mi personalidad algo absoluto, soy y no soy. Mal! Que falta de definición, que relajo, que falta de personalidad! Volvemos, mi peor defecto es la falta de personalidad aunque yo no creo que no tenga un carácter fuerte (es raro, enredado, ya lo había advertido).

Creo que lo anterior es un defecto muy grave y una cualidad muy práctica, soy muy relajada en muchas cosas, para bien o para mal, siempre dependerá.

Eso me lleva a pensar que mi peor defecto tal vez no sea la falta de personalidad, de definición o la frescura sino mi mediocridad. Si, estoy en la mitad siempre, ni excelente ni malísima, a veces muy buena a veces regular. Otra vez, nada absoluto, en el medio, mediocre.
Tal vez mediocre sea mi peor defecto. Pero una vez mas, a veces lo soy a veces no lo soy. Fuck! Vivo en la mitad, en la falta de definición, en la frescura, en la mediocridad, en la falta de personalidad. Soy tan de la mitad que ni sé decir cual es mi peor defecto!

Sin embargo, a pesar de lo anterior, creo que mi gran y principal defecto es ser una procrastinadora, eso podría definirlo todo. Me embolato perdiendo el tiempo en cosas que no importan tanto; pospongo decisiones, hechos, enojos, tristezas, alegrías, planes, metas. Los veo, los siento pero prefiero dar la vuelta, ignorarlo y continuar con eso mañana, pasado mañana o el otro año; como si no fueran míos, no los termino de apropiar. Tal vez por eso me gusta tanto el Budismo. No me enfoco con disciplina (aunque a veces si, el gimnasio en su época, la universidad, el toefl, las dietas, mi anterior trabajo y el amor apuntan a lo contrario) y me pierdo en las aceras de las cosas sin lograr nada de verdad y quedarme de nuevo en la mitad, en la falta de definición, de carácter y en el relajo, procrastinando.

Procrastino y soy mediocre porque a veces procrastino y otras veces no.

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