miércoles, 19 de diciembre de 2012

Fiestas de fin de año de Oficina

El viernes pasado estuve en dos fiestas de fin de año de dos oficinas distintas, una fue la de mi trabajo y la otra la de la oficina de mis primos; una seguida de la otra, al otro día, por supuesto estaba rendida, me dolía todo de tanto bailar aunque he de confesar que si bien en una me sentí mejor que en la otra, ninguna de las fiestas me mató.

Yo me considero mala para salir de rumba, me encanta bailar pero no me gusta tenerme que hacer una super producción (arreglarme) para poder salir. Tener que ir como van las demás viejas, maquillarse hasta mas no poder, arreglarse el pelo, las uñas y sobre tooodo, aguantarse unas tacones altísimos y super incómodos toda la noche mientras uno baila sin parar. No es para mí. Obvio me gusta arreglarme y sentirme linda, me hago las uñas, me plancho el pelo todos los días y también me pongo tacones diariamente, pero la verdad, no me gusta hacer eso para rumbiar.

Así y todo me tocó ir a la fiesta de fin de año de mi oficina y fuí con gusto a la de fin de año de la oficina de mis primos.

En estas fiestas los sucesos son predecibles como en casi todas las fiestas donde hay trago, pero en la primera (oficina) no dieron mucho y la fiesta fue bastante sosa la verdad. Me aburrí hasta la muerte y solo quería estar sentada en un rincón tomando cerveza sin que nadie me hablara y viendo a los demas interactuar. Muy a mi pesar no fue así y me tocó bailar toda la noche con cuanto ingeníero se le ocurría bailar conmigo porque me daba pena hacerles el desplante, aunque mas de una vez les dije que no. En esa fiesta la comida fue mala, el lugar peor, hubo un animador que bailaba en una tarima y nos dirigía como si estuviera en una clase de rumba del gimnasio, hasta que la tal tarima se rompió y el señor se fue aporriado y enojado.

Aquí va una prueba de la dirección del profesor de aérobicos en plena fiesta de oficina. (mucho descordinado como se puede apreciar)



En las otra fiesta, las cosas estuvieron mejor, hubo comida hasta para botar pal techo y la verdad es que estaba muy buena, el lugar es de los mejores que hay en el país y trago hubo en exceso. Yo como estaba cansada ya de la otra rumba ni quería tomar, tampoco bailar mucho pero la verdad es que estuvo bien animada. 

En esta fiesta que sí hubo trago pasó de todo. Una de las empleadas insultó a una de sus compañeras; también le coqueteaba al jefe y dueño de la oficina que iba con su esposa que estaba por ahí e ignoró la situación. A su vez, esta coqueta iba con su respectivo novio al cual por supuesto, ignoro toda la noche. Esta misma empleada horas mas tarde, cuando el jefe se fue y no tuvo a quien mas coquetiarle, empezó a mirar y hablarle con deseo a otro man que estaba en la fiesta también con su esposa. Esta esposa sí notó el hecho y tenía a punta de pellizcos  que no surtían mucho efecto al señor, como esto no daba resultado, definió el asunto sentandose en la mitad de este parcito de personajes que conversaban animadamente. Acto seguido, la coqueta se fue. 

Una segunda empleada también le hacia ojitos al jefe y hubo hasta quien dijo que en una oportunida le lamió los dedos cuando este pretendía pasarle un jugo que tenía un pitillo, una escena extraña que yo no ví. Esta misma vieja tenía en la fiesta un sujeto que la estaba esperando para pasar la noche, ella esta muy necesitada y quería sólo acabar con su necesidad ese día y él al parecer estaba dispuesto a ayudarla. Este jovén tan dispuesto y sacrificado, al mismo tiempo que estaba allí para complacer a su acompañante le coqueteaba a una tercera vieja que estaba en la fiesta. Al final intercambiaron teléfonos y cada uno se fue por su lado, luego de esto, el jovén volvío donde su cita arreglada para salir de la mano del lugar con ella y por su puesto con el teléfono de la otra en su agenda.

Todos los manes de la fiesta terminaron borrachísimos durmiendo en la barra como podían y al otro día el guayabo y el transocho de todos no era normal.

Esta fiesta estuvo buena. Pasó de todo.

Yo terminé rendida y por supuesto sé todos estos detalles porque estuve super sobría y tuve tiempo de observar.

En general debo admitir que las fiestas de fin de año nunca me han llamado la atención, las situaciones son casi siempre las mismas: la de recursos humanos  o de cualquier área, le mueve las tetas sugestivamente a cualquiera que aparezca por ahí, las viejas quieren hacer bailar al jefe a toda costa, con ellas o en el tradicional baile grupal. Los manes le echan los perros a la buenona a la que han mirado todo el año; al que esta sentado lo obligan a pararse y bailar; hacen rifas por las cuales la gente hace cosas rídiculas para poderselas ganar, besos van y vienen entre gente que uno jamás se imagina y tooodos sin excepción, llegan el lunes a chismosear de los demás.

Fiestas decembrinas de oficina, por favor no vengan a mi!




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